Se había encaprichado de él.
El oscuro, inquietante e increíblemente atractivo Monroe Latimer podía estar con la mujer que quisiera, pero no se comprometía con ninguna. En cuanto lo vio, Jessie Connor supo que debía mantener las distancias con él. Pero había un problema: que la excitaba más de lo que la había excitado ningún hombre y que, por si eso fuera poco, se había convertido en el objetivo de sus preciosos ojos azules.
Jessie sabía que se acostaría con ella, pero también que no le podía ofrecer una relación estable. ¿Cambiaría Monroe cuando supiera que se había quedado embarazada?