De brujos y brujas está llena la comarca. Todos de alguna manera somos brujos, actores protagonistas buscando inclinar la balanza de lo desconocido a nuestro favor. Un rezo, una plegaria, una maldición o un mal deseo desencadenan una oleada de fuerzas que se sintonizan en la misma frecuencia y el mismo lado, para lograr un propósito sobrenatural. Hay quienes tienen la habilidad de conectarse con esas fuerzas como antenas o puertas vivientes, que ajenos o conscientes de su ocurrencia nos permiten tocar los escalones de nuestra naturaleza espiritual. Y tras esas puertas qué? Espíritus y ángeles de todo calibre e intención nos revelan algo de lo desconocido, nos encaminan o protegen, o nos arrastran a las cadenas del sometimiento.