Una vida sin vivirla, un trabajo eclipsado por la oscuridad de unos actos independientes a su propia persona. Un sinfín de episodios ruines derivados de mentes tóxicas. Malquerencias surgían de interesadas personillas acostumbradas a gobernar en la empresa a su antojo. Segregacionistas de una comunidad autónoma de un norte de antiguas costumbres y llena de oscuridad, para las personas lúcidas y solidarias. Son niñatas adultas: Afirma la protagonista de nuestra historia, acostumbradas a llevar de la mano a jefes, subjefes y a todas aquellas personas que tengan un mínimo de autoridad.Ellas gobernaban con su secreto a voces, y entre ellas se cubrían con sus propias maldades siendo admiradas por sus agudezas dominadoras. Nuestra sufrida protagonista nunca ha pensado que unas matriarcales sin sentido de la empatía ni del deber en sus lamentables vidillas pudieran arrebatarle la alegría de vivir. ¿Cómo pudieron hacerle tanto daño?