La cafetería de Annie Talbot se había desbordado. Los del FBI pensaban que su cafetería era la tapadera de un negocio de blanqueo de dinero. ¡Y también creían que ella era el cerebro de la operación!
El atractivo agente Fisher McCoy la distraía tanto que sus cafeteras estaban hirviendo a todo vapor y ella tenía ideas de lo más alocadas... como por ejemplo, un matrimonio feliz para siempre.