El reproche de «esteticismo político», empleado por algunos intérpretes para descalificar la filosofía de Nietzsche, sugiere la equívoca idea de que es la intrusión de una perspectiva procedente del terreno del arte en el campo de la política lo que ha conferido un sesgo conservador a dicho pensamiento. S e discute aquí este enfoque, tomando como eje central del análisis la polémica de Nietzsche con Wagner.