Aceptar el divorcio de sus padres es tarea ardua para los niños de cualquier edad. La incredulidad, la culpa, la pérdida, la tristeza, el abandono, el enfado, el desconcierto, el miedo, la soledad, son sentimientos que afloran en su interior, con los que les resulta difícil manejarse y que, sin embargo, deberán afrontar en el largo camino hacia la aceptación de la nueva situación, que les llevará a formar parte de una familia muy distinta de la que ha sido la suya hasta ese momento. Así las cosas, rodear a los niños de un ambiente propicio para
que puedan expresar sus inquietudes y temores, dar respuestas
adecuadas a todas sus preguntas, mostrarles afecto y comprensión, se revelan como los medios idóneos para que puedan superar de un modo saludable la ruptura de la relación de sus padres y para que incluso salgan fortalecidos de esa experiencia traumática.
Estoy triste, mis padres se separan es un libro dedicado a los niños que los padres también deben leer.