Codependientes, fusionados simbióticos... Hasta hace poco, los terapeutas consideraban la tendencia a aferrarse a una relación insatisfactoria como un trastorno de la personalidad.
Este libro desmonta el mito de las "mujeres que aman demasiado" y demuestran, con datos contrastados y reveladores ejemplos, que, lejos de ser una disfuncionalidad, la necesidad de sentirnos seguros junto a otra persona está grabada en nuestros genes. Estamos biológicamente programados para depender de otras personas igual que un niño depende de su madre. Basándose en las teorías del psicólogo John Bowlby, que fue el primero en definir la necesidad de apego para un correcto desarrollo en la infancia, definen tres clases de apego: seguro, ansioso y evitador. Averiguar qué tipo de apego domina nuestras relaciones y transformarlo en uno seguro y estable nos permitirá entablar vínculos sanos y satisfactorios.