En este libro, López Pedraza aborda poderosas emociones del alma humana: envidia, celos, venganza, odio, amor y lo hace en base al cuento de Apuleyo: "Eros y Psique", proponiéndonos una lectura que conecta con la dinámica de dicha narración; para ello toma -según sus palabras- "la imagen como mejor asidero de la naturaleza psíquica" (anímica), y a través de dichas imágenes nos acerca al poder irracional del amor. En las penurias y sufrimientos de amor por los que pasan los protagonistas del cuento, el analista descubre el movimiento de un proceso de crecimiento del alma humana que en virtud de la "herida de amor" desarrolla su capacidad de sufrir, de conocerse y de crearse a sí misma. La mutua herida de amor, "ese herirse y llagarse" que se infringen los amantes, es el comienzo de un viaje que los lleva desde un vivir anónimo y estático, del desconocimiento mutuo, hacia un mirarse uno al otro, tal cual son, adquiriendo así una nueva forma de amar en profundidad y belleza. En el reencuentro final de los amantes, Eros y Psique, la herida de amor se transforma en una "dulce herida, un suave mal".
En las reflexiones de este estudio, López-Pedraza destaca el temple de la espera tanto en la vida del personaje femenino como en la psicoterapia, afirmando la importancia de la maduración de los elementos curativos: "la lentitud, la espera y los métodos de incubación son un proceso de curación en sí mismos".