En este artículo se afronta a Nietzsche como problema global en todos sus diversos y a menudo contrastantes perfiles; encuentra la unidad bajo la variedad, explica a Nietzsche y su avènement, más con la historia que con la filosofía y hace comprender en sus raíces profundas la inmensa catástrofe del ocaso de Occidente. Transfigurando la crisis de la civilización en poesía trágica, Nietzsche le confiere cuerpo espiritual y legitimación. Se reconoce que Nietzsche ha suprimido el fundamento de lo alto y del exterior, pero no ha llevado a cabo el paso ulterior necesario para evitar que el hombre se convierta en una célula loca del universo: sacar a la luz el fundamento desde abajo, la gravedad de la especie, que da pleno sentido al conocimiento y a la moral, o sea, consiente superar el nihilismo en la esfera intrahumana.