Después de recorrer tres países en menos de dos días, Alberto Aragón llega a la ciudad de México. Partió de San Salvador la madrugada del 2 de junio de 1994, a las pocas horas de la toma de posesión del primer gobierno de posguerra, renunciando a «un país que regresaba a las pezuñas de la derecha troglodita santificada en elecciones». En la ciudad de México, le espera una cita con una joven mexicana, cuarenta años menor que él. Alberto Aragón quiere rehacer su vida, marcada por el alcoholismo, la vejez y los fracasos políticos y amorosos: es el último viaje de este ex embajador de El Salvador en Nicaragua, representante e intermediario de diversas fuerzas de izquierda en el proceso de pacificación de su país. Sin embargo, en México, muere tras una profunda crisis, varios encuentros alucinantes y un desolado deambular por cantinas. Su muerte de expatriado abre incógnitas que sus amigos quieren aclarar. Cobra así relieve José Pindonga detective centroamericano acosado por sus propios demonios, quien se traslada de San Salvador a la ciudad de México para investigar los altibajos
y secretos de una vida que es, a su vez, eco de una historia entreverada de política, amor y traición.