Cuando me confirmaron que iba a ser concursante de Gran Hermano 14, nunca imaginé que apenas pasaría cinco minutos en el concurso, y que esa noche dormiría en un hospital con los dos húmeros rotos. Pero de nada me hubiera servido lamentarme, desde el primer segundo puse toda mi energía en la recuperación, que conseguí en un tiempo récord. Ante un accidente, una enfermedad, un incidente inesperado..., lo fácil es instalarse en el lamento, en la autocompasión, ¿por qué me ha ocurrido esto a mí?, ¿por qué precisamente ahora?, nos hacemos preguntas que en nada nos ayudarán con la vuelta a la normalidad, tenemos que centrar todas nuestras fuerzas en salir del bache y no dejar que nos traten como a un pobre enfermo, sino alentar a los que tenemos a nuestro alrededor para que remen junto a nosotras/os. El ser humano, por una extraña razón, tiende a resaltar lo negativo, a aferrarse al destino para justificar lo mal que le van las cosas, a situarse en el papel de víctima para obtener la comprensión de los demás..., nos boicoteamos de manera constante, nos limitamos generándonos creencias irracionales, nos autocastigamos, nos reprochamos duramente nimiedades y minimizamos nuestros logros. En este libro propongo una serie de ejercicios sencillos, para sacar la parte positiva de vuestra vida y mejorar vuestro día a día, al poco tiempo de practicarlos comprobaréis que son infinitamente más las cosas positivas que os ocurren que negativas y nunca más os dejaréis arrastrar por el pesimismo. La vida está para echarle valor y disfrutarla..., ¿a qué esperas?