Posiblemente el lector tenga en sus manos la obra más extensa del teatro español por ello su publicación en dos volúmenes, y algo tan llamativo como la desacostumbrada extensión de esta obra no puede ser un detalle baladí, sino que está ligado a una concepción del hecho y la escritura escénica que ha revolucionado las posibilidades del teatro del siglo XX hasta hacer realidad ese sueño artístico que movió a Wagner, Appia, Gordon Craig o Piscator; una utopía transformada, a la sombra de las políticas totalitarias sobre las que se ha levantado Europa que trataron de silenciar también este Pontifical, en un sueño inigualable de destrucción, como supo nombrar Moisés Pérez Coterillo el teatro de Miguel Romero Esteo.