En fiestas gordas del vino y el tocino, su primera obra editada como libro en 1975, ROMERO ESTEO recupera para su peculiar universo dramático una tradición popular a mitad de camino entre la picaresca española, de ahí esa figura central de la Celetina, que habita en algunas de las páginas maestras de nuestra literatura, y el mundo de los cuentos infantiles, La creatividad insolente y el desenfado idiomático rebosan en estas fiestas, cuya factura verbal, como nos hace notar César Oliva en la introducción, recuerda por momentos a la escritura valleinclaniana; aunque pronto este microcosmo de colores y decires se irá ensombreciendo con los tintes oscuros que anidan en el corazón de las crueles Grotescomaquias, avanzando implacables al ritmo que marca la maquinaria de representación del theatrum mundi.