Argumento de 2050 Km de Palabras. Antologia Relatos
Esto que aquí puedes leer, querido y desconocido lector, conforma el puñado de relatos de un grupo de escritores vascos y canarios embarcados en una aventura conjunta de dar a conocer este curioso género, siempre admirado y siempre denostado. Digo relatos porque, como afirmaba Fernando Quiñones, cuentos son los de Caperucita. Y no le faltaba razón. Estos son relatos, narraciones breves, brevísimas, como se quiera llamar, menos cuentos. Los ingleses, en este sentido, pronto supieron diferenciar entre short story (relato breve) y tale (cuento), pero, dejémoslo estar. No este el lugar para entablar un debate conceptual que, en el mejor de los casos, no nos conduciría a ninguna parte, salvo a la antesala del aburrimiento. Tampoco entraremos en querellas lingüísticas (resultarían tan espurias como agotadoras, y uno ya va para mayor). Los autores aquí seleccionados comparten dos notas comunes: su pasión por el relato y su expresión en lengua castellana. Al margen de disquisiciones políticas (obviadas, naturalmente, con el virtuosismo de quien esquiva una caca de perro en la acera), esta pasión por el relato permite exponer en la presente antología, veintidós formas distintas de concebir y ejecutar este breve género. Las distancias geográficas entre un grupo de autores y otro, no aportan un punto de vista existencial marcadamente diferente. Cada autor es único y su manera de asomarse al mundo, también. Lógicamente el escenario es distinto y mientras la lluvia (por poner un ejemplo) puede ser un elemento narrativo más en el relato de un autor vasco, la omnipresencia del mar y la sensación de náufragos a la deriva pueden condicionar la obra de un autor canario. Sin embargo, si alguien pretende apreciar diferencias regionales inherentes, achacables a esta distancia sólo estará haciendo un ejercicio estéril de lucubración. Esta variedad queda de manifiesto en las temáticas, estilos y tratamientos de los temas, independientemente del lugar de nacimiento de su autor, lo que aporta al conjunto de esta antología una visión caleidoscópica del mundo. Por otro lado, tan necesaria ahora que, como algunos se empeñan en hacernos creer, las distancias no existen y el mundo es tan pequeño que cabe en la palma de la mano. En este sentido, quienes, en las páginas de esta antología busquen tres patas al gato, quizás se lleven la sorpresa final de que, en realidad, nunca hubo gato al que contarle una de ellas. No soportamos la violencia ejercida contra los animales y, por ello, decidimos sustituir al pobre minino por un mil pies. Quien le corte una pata, al menos tardará un buen rato en demostrar que le falta una.0