«Se lee con un interés cargado de ira y de disgusto, y deja en el lector la impresión de que sería falso confinar esta historia en el estricto dominio de la literatura» (Mario Vargas Llosa); «La eficacia de la escritura ha encajado como nunca con la sordidez de un mundo y unos destinos que aún asoman por las esquinas de nuestro querido país» (Alfredo Bryce Echenique).