Se ha escrito mucho acerca de los límites de la existencia. Sobre la coexistencia de los diversos estadios que supone la misma y la interacción de aquellos seres que un día estuvieron con los que están. Éste no es un libro que se empeñe en hablar de manera explícita al respecto. Más bien, lo hace de la mejor forma en que se puede mostrar algo: retratándolo.
Rubén Darío expele con una flatulencia el fantasma de Jan Rodrigues que había ingerido tras una sesión espiritista y lo deja varado en la fachada de un edificio en Nueva York; la madre Teresa visita un hospital público de Nueva York, recién salida a flote de las páginas de su Libro de la vida , y crea un alboroto al hallarse en un paisaje tan inusual para ella, entre inmigrantes y emigrantes que en distintas lenguas tratan de conciliar y encontrar algún punto desde el cual se puedan comunicar; una cleptómana, un pleito entre Nikola Tesla y Edison y otra vez Rubén Darío; un monólogo hecho diálogo sobre la genialidad y aparente misoginia de Pedro Páramo ; y otros relatos diversos conforman un volumen cuyas formas parecen un caleidoscopio que entremezcla sustancias, tiempos y lenguas.