? Poco antes de morir, ISABEL DE LA TRINIDAD (ELISABETH CATEZ) despierta cierto día de un sueño del que sólo logra recordar un palacio cuya puerta es una mujer de enormes dimensiones. Ficción y realidad se van entrelazando para crear el símbolo que nos permite asomarnos al paisaje interior de esta carmelita. Su personal viaje interior , presentado en esta obra en forma de ESPIRITUALIDAD NARRATIVA, nos permite también adentrarnos en la historia personal de cada uno de nosotros, vista ahora desde dentro, desde lo que Dios va haciendo en cada uno. PABLO DE TARSO aparece siempre como ese guía discreto que hizo posible en ella el necesario equilibrio que da lugar a la experiencia de un Dios que la envuelve, la habita y la conduce por fin, más allá del horizonte?, a la luz, al amor, a la vida.