Un accidente de infancia convirtió a Emmaline en una persona propensa a sufrir alarmantes desvanecimientos; aunque apenas duraban unos minutos, para ella parecían prolongarse durante una eternidad. Aquellos episodios eran incómodos, pero manejables, hasta que conoció a Johnny Dellasandro.
Aquel pintor huraño y solitario había ganado notoriedad en los años setenta por su estilo de vida desenfrenado y sus películas pornográficas de arte y ensayo. Su cuerpo desnudo había llegado a convertirse en un objeto de culto, especialmente para Emma, que llegó a obsesionarse con aquel hombre al que la edad había hecho más sexy. Pero Johnny huía de los focos, y de Emm en particular. Hasta que Emm sufrió un desvanecimiento en la puerta de su casa.
En aquel momento, fue transportada treinta años atrás y se encontró de pronto en casa de Johnny cuando este estaba en pleno esplendor. La noche fue un torbellino de calor y sexo que continuó impregnando su piel mucho tiempo después de que regresara al presente