ATARDECE EN EL PUERTO Atardece en el puerto, los reflejos de los barcos, como rizos de abanicos, evocan pequeños sueños. Lejos, en el horizonte, leves ecos de una hoguera, las nubes anaranjadas, rojas, moradas? se encienden? ?y poco a poco se apagan como cansadas luciérnagas. Entonces, mirando al cielo, los barcos se bambolean en su dulce letanía de viento, agua y misterio.