El detonante de esta historia es un papiro encriptado atribuido a José de Arimatea, y datado en el siglo primero, que sugiere una verdad distinta sobre Jesús a la expuesta durante siglos por la Iglesia católica y el cristianismo en general. El papiro cae en manos de un cura joven recién llegado al Vaticano. Una facción de la Iglesia, intramuros del Vaticano, se arroga el cometido de localizarlo sin reparar en medios para que nunca se haga público su contenido. Comienzan invitando a una reunión subrepticia en Roma al arzobispo mexicano del Estado de Jalisco. Lo tratado en esa reunión deviene en una cascada de acontecimientos que afectarán de un modo sorprendente a todos los implicados en ella, directa o indirectamente.