Nuestra especie favorita, la que se llama a si misma inteligente, lleva decenas de miles de generaciones habitando el planeta. Pero hace tan sólo ocho generaciones, cuando un tal Watt perfeccionó una maquina que había diseñado un tal Newcomen, los sapiens aprendieron a usar la energía del sol, condensada en forma de combustible fósiles, para alimentar un metabilismo social que desde entonces no ha parado de crecer. Nuestro consumo desmesurado e irracional de energía y nuestra adicción a los combustibles fósiles (que suponen el 85% de la energía que consumimos)nos están conduciendo, lenta pero inexorablemente, a una doble crisis sin precedentes, causada por los problemas trenzados de energía y medio ambiente.