Esta especie de ucronía, este intento de un viaje en un tiempo que ya no es el que fue, y en un mundo que no es el que era, se salda con unos pasajes emotivos, en los que se mezclan sin cesar la descripción académica y el afán de enseñar, con la construcción poética, en tres grandes apartados: la ciudad de Ronda, que no es aquí la ciudad soñada, sino un lugar que se sueña y se construye interiormente a través de sus caminos; el Genal, universo de arboledas, en sus cuatro estaciones (incluyendo esa \"primavera de cobre\" que viste al otoño más meridional de Europa); y el complejo y variadísimo Guadiaro, que se recorre en ferrocarril, desde las agrestes e insólitas calizas de Líbar hasta las areniscas de las tierras gaditanas, con sus oquedades, sus desfiladeros y ese \"bosque infinito\" que ocupa el mayor alcornocal del planeta.
Estamos, pues, ante la emoción y la sumisión en un territorio exhaustivamente recorrido, apasionadamente vivido, intensamente amado. Romanticismo en pleno siglo XXI y Geografía de la Percepción en su más estricto sentido. Un libro para viajar leyendo, un libro para leer viajando, el último a partir del viejo \"Camino Inglés\" que consagraran aquellos hombres y alguna mujer que llegaron hasta aquí en busca de la última frontera de Europa.