Libro Uno de Tres Nueva York, una ciudad suspendida sobre el abismo Un príncipe novato que recorre inquieto las murallas. Una novicia Tremere que camina por la cuerda floja. Liberada la ciudad por las fuerzas de la Camarilla, la verdadera batalla no ha hecho más que comenzar. Una marea de refugiados, emigrantes, oportunistas, buscadores de oro, parias, aventureros, Anarquistas, pioneros y forajidos se extiende por sus calles, y cada uno de ellos está decidido a hacerse con un pedazo de esta Gran Manzana de color sangre. Todo el mundo tiene un sueño, o cuanto menos un plan. Antígona Baines se ve a sí misma como una veterana de muchas vidas. Existe un truco para entrar en el Mirador de la Viuda -el traicionero precipicio que separa a los vivos de los muertos- y salir de él, danzando y de una pieza. Una magia de nombres. En los salones de la capilla de los Cinco Distritos, Antígona suele ser llamada Novicia por la posición que ocupa en la férrea jerarquía que se conoce como la Pirámide Tremere. Pero algunas veces, entre susurros desdeñosos, la llaman chacal, pues ése es su trabajo: seguridad de la Pirámide. Como Anubis, el risueño guardián de los muertos de cabeza de chacal, Antígona monta celosa guardia en la casa de los no-muertos. Pero no puede ni sospechar que su trabajo está a punto de complicarse.