Cuando faltaban nueve días para la boda, el prometido de Gwen Jones desapareció de pronto llevándose su cuenta bancaria. Ahora, para salvar su casa, Gwen tenía que casarse con el empresario Declan Knight, el hombre con el que compartió en el pasado una tórrida noche de pasión.
Declan necesitaba casarse para tener acceso a su herencia, así que ideó un plan que incluía a Gwen, a pesar de que había prometido mantenerse lejos de ella. Pero todavía tenía que convencer a su familia de que la farsa era real, lo que significaba meter a Gwen en su dormitorio y renunciar al control que tanto trabajo le había costado mantener.