Si tuviera que abstraer los tres puntos nodales que vehiculan estos textos, en mi opinión, gravitarían en torno a las excursiones nocturnas, la sexualidad intensa pero a veces reprimida, y la evocación alegórica de una falta, una ausencia, que aniquila las pasiones, la vida misma; porque Tejidos conjuntivos es, finalmente, un libro romántico. Y digo «romántico» acercándome sobre todo a la percepción más extendida y habitual del término, que implica un total sentido de libertad, de emancipación creadora y de espontaneidad emocional. Esto es algo que uno puede comprobar en prácticamente todos los relatos que conforman este libro, donde se persigue cierta catarsis, un refugio, ahondando en la experiencia a través de lo sentimental y de los sentimientos.