Stefan Zweig es uno de los escritores más relevantes y prolíficos del siglo XX. Partiendo de textos, hasta hoy inéditos en nuestro país (correspondencia, obras menores, manifiestos, etc.), y de fragmentos concretos de su conocida autobiografía El Mundo de ayer, ahondamos en uno de los aspectos más decisivos y, a la vez, menos conocidos de su pensamiento y de su vida.
En esta obra, Zweig pone de manifiesto, de manera clara y contundente, su posición como judío y su peculiar forma de entender el judaísmo. Su pasión es el ser humano, por lo tanto, ser judío no es otra cosa que una forma de humanismo y un modo de ser universal.
Alejado de cualquier postulado nacionalista, la reivindicación es absolutamente espiritual. Con sus opiniones acerca de Palestina, de la diáspora y de la Europa en los albores del nazismo alemán, descubrimos a un hombre lúcido y crítico.
Una obra inquietante porque en sus reflexiones intuimos una cierta proximidad con determinados acontecimientos que vivimos actualmente: el racismo, la xenofobia, el populismo de la ultraderecha.