Todos hemos sentido alguna vez la llegada de un tiempo en el que todo tiembla y en el que necesitamos poner en cuestión cada aspecto de nuestra vida. Las convicciones políticas supuestamente asentadas se destruyen para crear otras nuevas, las normas sociales asumidas se revisan y se lucha por otras distintas, las metas existenciales se transforman de modo radical.
Precisamente durante este proceso vital Harrison G. O. Blake escribe por primera vez a H. D. Thoreau para solicitar su consejo y su orientación hacia una vida más verdadera. Se inicia así una correspondencia intensa y reveladora, tan íntima como filosófica, que para muchos constituye el más claro equivalente moderno de las Cartas a Lucilio de Séneca.
De carta en carta y durante trece años Thoreau le habla a Blake de cómo ganarse la vida, del coraje, del sexo, del trabajo, del amor, de la naturaleza, de la libertad, de la sociedad, de la política, de la moral, de la alimentación, de la disidencia, de la religión, de la soledad y de un tiempo pleno, donde la construcción de la subjetividad se labra a golpes de una desorientación gozosa, libre y salvaje.
Décadas después de la muerte de Thoreau, un Blake anciano confesaba seguir leyendo y releyendo estas cartas, como si bus¬cara aún en ellas una verdad esencial y recóndita: «Y, sin embargo, sé que estas cartas siguen viajando en el correo, que en cierto sentido aún no me han llegado, y probablemente no lo harán mientras viva. De hecho, puede decirse que estas cartas están desde siempre dirigidas a quien mejor pueda leerlas».
Así, a lo largo de esta correspondencia, inédita hasta ahora en castellano, se descubre un auténtico manifiesto del pensamiento de Henry David Thoreau, que completa e ilumina obras tan fundamentales para la filosofía individualista, antiautoritaria y ecologista como \"Walden\" o \"La desobediencia civil\".