Los distintos puntos de partida de Soy un bravo piloto de la nueva China
hacen que la novela pueda leerse como se mira una escultura, caminando a
su alrededor hasta creer que la hemos logrado ver por completo.
Este libro empieza tres veces.
Rubén, un geólogo que vive en el exterior, vuelve a la Argentina para
acompañar a su madre durante sus últimas semanas de vida.
Un colectivo-submarino de dos pisos conducido por mujeres, cuyo
recorrido es Buenos Aires-La Pampa-California, y cuyo destino final es
una isla infinita dirigida por una pareja diabólica.
La rutina de un campo de detención durante la dictadura.
Los distintos puntos de partida de Soy un bravo piloto de la nueva China
hacen que la novela pueda leerse como se mira una escultura, caminando a
su alrededor hasta creer que la hemos logrado ver por completo. Pero
como los mejores escultores, Ernesto Semán consigue sorprendernos una y
otra vez con un ángulo desconocido, obligándonos a pararnos en una nueva
posición para descubrir siempre algo inesperado sobre la familia Abdela,
las relaciones amorosas entre hermanos, amantes, padres e hijos, y la
historia de una Argentina sombría.