«Keats, que sin exagerada injusticia pudo escribir: "No sé nada, no he leído nada", adivinó, a través de las páginas de algún diccionario escolar, el espíritu griego; sutilísima prueba de esa adivinación o recreación es haber intuido en el oscuro ruiseñor de una noche el ruiseñor platónico. Keats, acaso incapaz de definir la palabra "arquetipo" se anticipó en un cuarto de siglo a una tesis de Schopenhauer.»