Rodeada de una familia cuyos miembros están afectados por estados psicológicos morbosos y de una ciudad sumida en la histeria religiosa, que impide cualquier consideración racional de la vida, Lois sólo puede observar cómo es acusada de brujería y cómo su vida va girando sin remedio hacia la tragedia.
Esta excepcional historia de brujería se debe a Elisabeth Gaskell, escritora victoriana cuyos relatos e historias de misterio aparecieron en revistas dirigidas por Dickens.