Sin rumbo cierto es, como dice su autor, la «autobiografía de un poeta, de alguien que en muy diversas y aun adversas circunstancias ha pretendido ser esa cosa un tanto extraña que se llama poeta». Una vida itinerante que no reivindica más raíces que los buenos libros o el arte, que por sí solos justifican la existencia, la compañía de algunas mujeres, ciertas tardes de toros o el trato y la complicidad, no exenta de humor, con autores como Borges, Álvaro Mutis, Juan Rulfo, Octavio Paz o Bioy Casares.
Las páginas de este libro rememoran momentos de plenitud y derrota, avatares y pasiones, en la vida de un artista de nuestro tiempo: los tempranos años en Londres o en un internado de El Escorial, el despertar del poeta, el enfrentamiento con el padre y la independencia en Madrid a finales de los sesenta, la decisión de salir de España, los altibajos de la experiencia hispanoamericana, el regreso a Barcelona y el reencuentro con el mundo editorial español, seguido del retiro voluntario, la dedicación a la poesía y el homenaje a tantos amigos que desaparecen. Todos ellos, jalones de una trayectoria entregada a la literatura, y en la que lecturas y viajes, poetas y ciudades, forman el escenario privilegiado de la memoria.