Semen contra no es un poemario para nada tradicional. A lo largo de todo el libro el lector no encontrará ni títulos ni ningún tipo de separaciones entre sus textos, pues toda la obra está hilvanada bajo un mismo argumento, con un principio, un nudo y un desenlace. «Me salió un poemario cuando pensaba hacer un guión», cuenta Romera Plaza, quien reconoce que la obra requiere una lectura lenta, minuciosa y muy atenta. Y es que este autor rompe la sintaxis de sus versos libres, conformando textos donde el orden de la frase casi nunca es el lógico, y en las que a menudo prescinde de las normas de puntuación.
En este libro se cuenta una historia de amor inexistente, la historia de una mirada entre dos personas («dos masculinos, dos falos», matiza Romera Plaza), que tiene lugar en la entrada del teatro La Abadía de Madrid. A su vez, Semen contra es «una historia de posesión», pues, «aunque pueda parecer que hay dos, hay un único protagonista», un sólo personaje que además de ser «él mismo» intenta también «ser el otro».