Seamos buenos animales muestra las cualidades más subversivas de Ángel Ortuño: la ferocidad de su ironía, el manejo de las liturgias religiosas para fines pornográficos, el vértigo de su equilibrio entre su orfebrería verbal y el desparpajo con que trata a ciertos poetas. Ortuño proviene de la rama más arriesgada de la poesía mexicana, aquella que no se deleita cantando a la luz y a la epifanía. Seamos buenos animales es un libro que podría leer una chica punk antes de entrar a un concierto. Un sacerdote obsesionado con las herejías. Un freak con un amplio conocimiento de porno. El aprendiz de poeta puede arrojarlo por la ventana o, después de terminar de leerlo, planear arrojar bombas molotov a las estatuas de ciertos poetas laureados.
Los poemas de Ortuño son excepcionales ya que se alejan del lirismo clásico anquilosado, pero también de los juegos pirotécnicos pseudo-vanguardistas que tanto aparecen en el panorama poético actual. Sus versos contienen la suficiente originalidad para ser ellos mismos, sin recibir la sombra de nada, y dejar una huella indeleble en la mente y el humor del lector. Las imágenes y metáforas de Ángel Ortuño tienen mucho de la misma locura que circula en el mundo. Reconocido, publicado y traducido, te invitamos a entrar en su mundo con esta antología de sus poemas, Seamos buenos animales.