Las señales de peligro deberían haber bordeado el camino de Wanda Lane hacia su trigésimo cumpleaños: su familia la odia, su ex marido la amenaza por teléfono, ha tenido un grave accidente laboral, está en paro. y desde que se
golpeó la cabeza oye una música fantasma que no puede identificar.
¿Qué puede hacer alguien en su situación? Beber, tratar de convencer al atractivo abogado Walter Briggs de que lleve sus querellas contra todo aquel que la rodea, y hablar con su psicoterapeuta para intentar adivinar qué quiere
de la vida y con quién quiere compartirla. Si por lo menos pudiera reconocer esa dichosa música.