Todo comienza cuando a Bigati le encargan la investigación rutinaria de un asesinato en casa de Enrique Izabi, traductor y escritor ocasional. Con el cuerpo de la víctima todavía debajo de la cama, el policía empieza a explorar armarios y cajones, donde encuentra cartas, poemas, fragmentos de un diario, dibujos, conversaciones y mensajes grabados en cintas y en el contestador, películas porno y otros retazos de vida que van revelándole a él y al lector la compleja trama de actividades sexuales, deseos y fantasmas de Enrique Izabi y sus amigos.
Poco a poco vamos sabiendo que el dueño de la casa mantenía relaciones con Leandro, cuyo amante, un tal Campos, ex compañero de celda, convertido en protagonista de películas porno, es un hombre superdotado sexualmente ante el cual sucumbe cualquiera que haya probado sus extraordinarios encantos. Incluso la tímida Mercedes, quien sólo podrá escapar a su atracción descubriendo los placeres del amor lésbico. Pero lo que todos ignoran es que, lentamente, esta densa trama de deseos les conducirá, casi a pesar suyo, a verse involucrados en el asesinato que Bigati investiga.
Utilizando con agilidad y destreza todo este material dispar y variopinto, Bertini crea una insólita narración, a modo de desenfadado caleidoscopio, que conduce al lector hacia el fatal desenlace entre todo tipo de encuentros sexuales, de los que cada cual según sus apetencias podrá extraer su parcela de placer.