El objetivo del presente escrito es reflexionar sobre la propiedad hierofánica del arte rupestre a través del examen diacrónico de las tradiciones rupestres que emergieron en un área del Norte Grande de Chile (Provincia del Loa, II Región de Antofagasta), desde la Prehistoria tardía (siglo x) hasta tiempos republicanos (siglos xix-xx). A lo largo de este prolongado lapso, se generaron fuertes modificaciones culturales, sociales, políticas y religiosas, tales como la inclusión del territorio dentro del Imperio inca y, posteriormente, dentro del Imperio colonial español; finalmente, la república y la influencia modernizadora plantean el dilema del fin del arte rupestre como tal, o al menos de su posible desacralización. Así, en medio de una serie de modificaciones coyunturales que generaron relaciones de continuidad y cambio, podemos apreciar la base de una potente polisemia sacra generada en torno a los símbolos rupestres en el Área Centro Sur Andina en general y en la Provincia del Loa en particular.