Argumento de Revista Desperta Ferro. Antigua y Medieval, Nº 33, Año 2015. Alejandro Magno (ii). de Tiro a Siwa
Encuadernación: Rústica
Presentamos aquí el segundo volumen de la serie dedicada a la figura de Alejandro III de Macedonia, o Alejandro Magno, que en este caso analiza el periodo comprendido entre finales del año 333 a. C. y mediados del 331 a. C. o, en términos históricos, aquel que discurre entre el día posterior a la batalla de Issos y la conclusión de la campaña en Egipto.
Tras la contundente victoria en Issos, Alejandro pudo haber perseguido al rey persa hacia el este, en dirección a Babilonia, pero, en su lugar, tomó rumbo hacia el sur e invadió la totalidad del Levante cuyas ciudades fue, una tras otra, conquistando y arrebatando al Imperio persa. A continuación avanzó sobre Egipto, donde fue recibido como un libertador del yugo persa. En el curso de estos acontecimientos se dieron espectaculares asedios, caso particular de la ciudad insular de Tiro (enero-julio 332 a. C.) y de Gaza (octubre 332 a. C.) así como episodios, unos anecdóticos, otros de gran relevancia histórica. Entre los primeros podemos citar la extravagante aventura del mercenario griego Amintas quien, al frente de un ejército privado y adelantándose a Alejandro, trató de hacerse con un reino propio en Egipto. Entre los segundos, la efectiva conquista de Egipto por Alejandro y la relevante visita que este hizo al oráculo de Siwa, en el desierto, donde fue reconocido como hijo de Zeus, lo que abriría la vía para la atribución de carácter divino a su persona y el desarrollo de un culto personal. Al término de esta fase de la guerra, Alejandro domeñaba el Mediterráneo oriental, y había alimentado su doxá (ansia de gloria) no solo con espectaculares éxitos militares sino con la atribución de un carácter divino que, de forma progresiva, cobrará protagonismo y contribuirá a definir su comportamiento en el futuro. 0Un coloso con pies de barro por Nicholas Sekunda (Uniwersytet Gdaski). Jenofonte (Ciropedia I.2.15) señala que los persas no eran más que 120 000, aunque probablemente esta cifra refleje solo la de varones en edad de combatir. En todo caso, lo escaso de su número dificultaba la labor de gobierno en un territorio tan inmenso y obligó a los persas a recurrir a métodos insólitos. Son precisamente esos métodos los que trata el profesor Sekunda en este imprescindible artículo acerca de las instituciones y modo de gobierno de un Imperio tan vasto por un pueblo tan exiguo como lo era el persa. Acompaña al mismo un mapa a doble página del Imperio, en el que se indican los pueblos, la orografía y los caminos principales que lo surcaban.
Amintas y la estrategia persa en el oeste por Nicholas Sekunda (Uniwersytet Gdaski). La contundente derrota en Issos obligó al rey persa a replantear la estrategia a seguir, y en el presente artículo el profesor Sekunda analiza tanto esta estrategia como los acontecimientos que siguen a la mencionada batalla, tales como la disputa por Chipre, la aventura del mercenario Amintas en Chipre, el protagonismo de la flota persa en el Egeo, la guerra en Creta y la contraofensiva persa en Anatolia. Acompaña a este artículo un mapa que abarca desde la Hélade hasta la meseta irania y en el que se muestran las estrategias griega y persa confrontadas.
El hipaspista. Las tropas de élite de Alejandro por Waldemar Heckel (Centre for Military and Strategic Studies). Cualquiera interesado en las campañas de Alejandro conoce de sobra la existencia de la caballería de élite macedonia, los compañeros hetairoi que cargaban contra las filas de la infantería persa, así como las falanges o compañeros de a pie pezhetairoi que erizaban las picas de sus primeras cinco filas frente al enemigo. Entre unos y otros, entre la aristocrática caballería y la infantería de leva territorial, una fuerza de élite de 3000 hipaspistas hacía las veces de bisagra y servía, al tiempo, de ejemplo de coraje y eficacia en el combate. Acompaña na soberbia ilustración (aquí parcialmente visible) que muestra a un hipaspista de época de Alejandro, composición de Pablo Outeiral.
"Sísifo en Tiro por Alberto Pérez Rubio (Universidad Autónoma de Madrid). La victoria de Alejandro en Issos distaba mucho de ser decisiva. Aunque se ha especulado con que el joven monarca debió haber emprendido entonces la persecución de Darío III, el cálculo estratégico de Alejandro fue en esta ocasión más cauto. Con el Egeo controlado por la flota persa, las líneas de comunicación en Anatolia frágiles y la lealtad de algunas poleis griegas lejos de ser firme, amén del de la hostil Esparta, Alejandro decidió asegurar la retaguardia, el Levante, en lugar de seguir adentrándose en Asia. Pero la conquista de las ciudades de Fenicia implicó dos operaciones de asedio, las de las ciudades de Tiro y Gaza, la primera de las cuales, absolutamente espectacular, demostraría ser mucho más complicada de lo inicialmente esperado. Acompañan a este artículo una ilustración de la destrucción del primer dique de Alejandro, composición de Milek Jakubiec, y una vista aérea de dos páginas de la ciudad de Tiro, composición de Jorge M. Corada, así como sendos mapas del Levante y de la mencionada ciudad insular.
El nacimiento de na nueva Grecia (334-323 a. C.) por Ian Worthington (University of Missouri). Las conquistas de Alejandro en Asia son bien conocidas y lo mismo ocurre respecto a las luchas entre los diádocos, mientras que por el contrario se sabe bastante poco acerca de la situación de Grecia el mismo periodo. ¿Qué fue de Grecia en el ínterin? A menudo desestimado por los estudios dedicados a la figura de Alejandro Magno, la situación y evolución de Grecia durante su reinado es de inmensa importancia para comprender el paso de una sociedad de poleis a una helenística, dos modelos políticos completamente divergentes, con implicaciones sociales profundas.
Alejandro en Egipto por Alan Lloyd (Swansea University). La conquista de Egipto era, para Alejandro, parte esencial dentro del complejo proyecto de derrota del Imperio aqueménida, en el que concurrían dos objetivos: (a) la incapacitación de los persas para intervenir en los asuntos del Egeo, y (b) la conducción de la muy debatida cruzada panhelénica que debía vengar las agresiones perpetradas por los persas en el s. V a. C. Este artículo, de lectura vibrante y sugerente, viene acompañado por un mapa de Egipto y una ilustración (aquí parcialmente visible), que representa la visita de Alejandro al oráculo de Siwa, en el desierto egipcio, obra de Sandra Delgado.
Alejandro Magno y la religión por Adolfo J. Domínguez Monedero (Universidad Autónoma de Madrid). Aunque ellos se sintiesen griegos, y muchos griegos les viesen como tales, es cierto que la aproximación a la religión de los monarcas macedonios presentaba algunas peculiaridades con respecto a los usos frecuentes en otras partes de Grecia. Es también cierto, no obstante, que ya en la época de Alejandro muchos rasgos propios de la religión griega, tales como sus mitos y su uso con fines políticos y propagandísticos, habían empezado a introducirse entre la familia real y entre los círculos dirigentes macedonios. En este interesantísimo artículo el profesor Domínguez Monedero expone el uso interesado que Alejandro hizo de la religión, y su asociación con algunas de las figuras primordiales del panteón griego, asimilables a otras semejantes del ámbito levantino y egipcio, caso de Zeus (y su variante Zeus-Amón), Bel-Marduk, Heracles o Dioniso. Asimismo, se analiza la interesante evolución de esta relación entre el rey y el ámbito de lo divino y se adelanta una interesante hipótesis respecto al carácter intencionado o no de su política religiosa.
Y, a modo de avance del número 34 (La Guerra de Granada): El alcaide de las hazañas: Hernán Pérez del Pulgar por Carlos J. Rodríguez Casillas (Universidad de Extremadura). Hernán Pérez del Pulgar, que no hay que confundir con el homónimo cronista de los Reyes Católicos, fue un destacado guerrero que cobró una gran fama entre sus contemporáneos gracias a las singulares gestas que llevó a cabo contra los ejércitos musulmanes durante la Guerra de Granada (1482-1492). Ahora bien, estudiar su vida y sus hechos de armas no solo supone conocer las hazañas de un intrépido combatiente, sino también toda la realidad militar, socio-económica e ideológica que rodeaba a la frontera de Granada en aquel momento histórico y de la que él se convirtió en un notable exponente.