Las comunidades religiosas son lo que son en función de la calidad o falta de calidad de sus transmisiones. La profunda crisis que experimentan las religiones constituidas no es más que una de las secuelas más negativas de su incapacidad para establecer corrientes polifónicas de comunicación y empatía entre sus creyentes y, en definitiva, entre los seres humanos con inquietudes espirituales. Cualquier futuro saludable y humanizador de la religión, la familia, la cultura y las formas políticas dependerá de un modo directo de la salud de la palabra humana y de su oportuna contextualización comunicativa en cada aquí y ahora.
Lluís Duch expone con rigor y claridad la creciente importancia que adquieren hoy los medios de comunicación como nueva estructura de acogida, en detrimento de las tres estructuras de acogida clásicas (codescendencia, corresidencia y cotrascendencia). Explora también el concepto de tradición, la importancia del símbolo, la diferencia entre información y comunicación, la crisis de confianza en las instituciones religosas, la aceleración del tempo vital, la erosión de lo sagrado y la revolución de lo creíble.