En las mismas fechas que Matias peroraba por las calles y plazas haciendo reir y respetando a todo el que voluntariamente lo oiga, le llamaron loco.
En otros foros mucho mas importantes también los lideres politicos de la época lo hacían, con la diferencia de que estos no hacía reir y obligaban a oírlos y no eran llamados locos, sino estrategas.
Estas pequeñas diferencias son las que marcan la frontera de la cordura, la cual es tan fina, que en raras ocasiones se puede apreciar donde queda la cordura y donde queda la locura.