Acaso esa postura sincerista y humanizada esté en el trasfondo del involuntario apartamiento de Argaya al otro lado de las lindes del Parnaso, apartamiento que paradójicamente lo ha convertido con los años en un autor imprescindible de su generación. Le ha permitido, por ejemplo, escribir y publicar lo que le ha venido en gana sin verse constreñido por las apetencias del mercado o de la crítica.