Los seres humanos nos hemos convertido en la especie más contaminada químicamente del planeta. Estas acumulaciones tóxicas en el organismo desencadenan reacciones celulares que dan lugar a una mayor incidencia de patologías como antes nunca habíamos visto. Si ponemos atención en nuestros hábitos y en la esencia de nuestra naturaleza, veremos un mundo de posibilidades de transmutar el sufrimiento y la salud de nuestro cuerpo en un estado de armonía. No hay por qué vivir en la enfermedad, y mucho menos morir enfermo. Nuestro cuerpo puede sanarse prácticamente solo, si se le alimenta con los elementos nutricionales que potencian su capacidad de regeneración y bienestar.