Los fósiles son el equivalente vibratorio de complejas moléculas orgánicas que en el remoto pasado formaron parte de un ser vivo, y desde hace miles de años se utilizan como solución para muchas dolencias. Hipócrates, Galeno, Dioscórides y todos los practicantes de la antigua medicina tradicional y popular, usaban fósiles como remedios curativos. De acuerdo con las más actuales teorías sobre la epigenética, su efectividad radica en el poder de modificar nuestro ADN mediante las vibraciones de otros ADN que resuenan y se acoplan al campo vibratorio de nuestro propio ADN, y así transferir una eficaz y revitalizadora información. Ahora sabemos que las vibraciones de nuestros pensamientos, de nuestras emociones, de la música y de un paisaje pueden afectar a nuestro ADN, para bien o para mal, para curarnos o para enfermarnos. Y el primitivo ADN de los fósiles vibra y sus vibraciones también afectan a nuestro ADN. Para bien. Para nuestra salud.