Autores como Pselo, Cristóbal de Mitilene, Juan Mauropo y Miguel Gramático elaboran poéticamente sus dardos de palabras contra eclesiásticos que viven fuera de la regla cristiana, borrachos o demasiado aficionados a la buena vida, contra ingenuos coleccionistas de reliquias, contra personajes soberbios, codiciosos o falsarios, y sobre todo, contra sus doctos enemigos de bandos contrarios con los que compiten ferozmente por un puesto en la corte o por el éxito intelectual en el convulso siglo XI bizantino.