A pesar de que este año van a cumplirse cuatro décadas desde que se produjera el derrocamiento de su gobierno por medio de un golpe cívico-militar, incitado y financiado por EE.UU., la figura de Salvador Allende no ha dejado de potenciarse y engrandecerse, llegando a adquirir las dimensiones de un personaje cuasi mítico que ha sido, incluso, proclamado por un amplio sector de sus compatriotas como el chileno más universal y como el personaje más importante de toda la historia patria. Pero Allende es más que un simple personaje histórico, es decir, alguien que pertenece puramente al pasado de Chile y a quien se recuerda y rinde homenaje una vez al año, porque su ideario político y legado están cada vez más vivos y presentes en la conciencia y en el corazón de quienes luchan hoy por la abolición de la democracia tutelada de origen dictatorial, y su reemplazo por una verdadera democracia igualitaria y participativa. De allí la necesidad de pensar, y repensar, a Allende, porque en su personalidad, vida, muerte y ejemplo, se encuentran las claves necesarias no solo para comprender el pasado reciente de Chile, sino también para poder visualizar, y construir, su futuro.