Al rebelde multimillonario Anton Santini le habían asignado alguien que le protegiera, y ese alguien resultó ser la detective Lydia Holmes. Pero, ¿cómo podría una mujer tan seria hacerse pasar por su amante? A Lydia le resultaba muy difícil mantener su frialdad profesional cuando se encontraba cerca del guapísimo italiano. Al meterse en su nuevo papel, incluso ella quedó sorprendida con su propia belleza. La transformación había sido obra de Anton. Ahora estaba lista para recibir todo lo que él pudiera darle...