A veces, lo malo sienta tan bien. Hillary Wright siempre había sido un imán para el hombre equivocado. Su último novio le había dado problemas con la ley y, para limpiar su nombre, había accedido a participar en una operación encubierta, haciéndose pasar por la cita de Troy Donavan. El conocido pirata informático se había convertido en un hombre del Gobierno? y en un playboy multimillonario. Troy era el tipo de hombre que ella había jurado evitar, pero, con sus besos de fuego, su determinación empezaba a fundirse. Y mostrarse sensata ante aquel deseo abrumador no era una opción.