Un Wolff como protector. Proteger a la gente para ganarse la vida era una cosa, pero Larkin Wolff, un adinerado experto en seguridad, no quería tener esa responsabilidad en su vida personal. La implicación emocional con sus clientas estaba estrictamente prohibida, solo que nunca había tenido a una clienta como Winnie Bellamy, una esbelta heredera que reunía una deslumbrante combinación de inocencia y sensualidad. Cuando Winnie lo necesitó personal y profesionalmente, ¿cómo podía haberle dicho que no? Aquella mujer hacía que él deseara lo que no podía tener. De pronto, Larkin estaba dispuesto a romper las reglas que él mismo se había impuesto.