Mediante el lenguaje simbólico toda parábola intenta poner al lector en movimiento: quiere convertirse en vía de acceso a un horizonte de sentido que invita a ir siempre más allá. En este sentido, cada parábola tiene éxito cuando provoca y transforma, implica y ayuda a la autosuperación. Pero, sobre todo, cuando hace a los seres humanos más solidarios y compasivos con quienes están a su lado.