El crimen de un hombre en un hotel pone a funcionar una maquinaria que, en la pluma de Murialdo, adopta características inusuales para el género policial. La investigación, a cargo de los detectives Romero y Raquena, conocidos de sus novelas anteriores, se abre hacia aspectos insospechados y la trama comienza a involucrar zonas reconocibles de la política y la historia chilenas, la intimidad familiar y el profundo sentimiento que embarga a las personas frente a lo conmocionante. Se trata de un policial culto, que mantiene al lector atrapado hasta el final y no le da respiro por su atractiva trama, que mezcla lo mejor de la serie negra con una acertada reflexión sobre la condición humana.