El carisma de santidad del P. Pío se basa en un amor devorador por Cristo, que le lleva a compartir sus sufrimientos en el Calvario, ya que Jesús no está nunca sin la Cruz. Abrazando esta Cruz, desarrolló su vocación de salvar almas, dando un sentido al sufrimiento que inexorablemente forma parte de toda vida humana, en la creencia de que, cuando se acepta en la fe y se entrega y ofrece en el amor a Dios y a los hermanos, se convierte en un camino de salvación y redención.